Repartidos por todo el viejo continente encontramos construcciones con cierto halo de magia. Son esos castillos en Europa que por su arquitectura, su historia o su ubicación nos hacen soñar e imaginar que historias puede haber tras esos muros y torres.
Castillos en Europa sacados de un cuento de hadas (o de dragones)
No están todos los que son. Pero si lo son todos los que os mostramos en esta lista. Doce castillos en Europa dignos de situar en ellos la acción de cualquier cuento de hadas, de reyes, de dragones e incluso, de vampiros.
Castillo de Neuschwanstein (Alemania)
Uno de los castillos de cuento en Europa más famosos y visitados del continente está en Baviera. Es el Castillo de Neuschwanstein, conocido también como el Castillo del Rey Loco.
Este castillo abrió sus puertas al público solamente siete semanas después de la muerte del rey Luis II. El monarca que había construido este lugar de cuento en un lugar idílico, rodeado de valles y montañas, lejos de la vida pública que su cargo le obligaba a tener.
Cada año, cerca de millón y medio de personas visitan este castillo. Miles de personas pasan por sus estancias cada día, ocupando un espacio que el rey no quería compartir con nadie. Desde el año 2017 se están llevando a cabo continuas acciones de conservación y restauración. Tanto en el interior del castillo como en la parte exterior, ya que las escarpadas laderas sobre las que se asienta el castillo deben ser aseguradas con frecuencia para evitar que se derrumben.
Castillo de Vêves (Bélgica)
Bélgica es tierra de castillos. Repartidos por Flandes y Valonia hay un gran número de ellos. Algunos son fortalezas medievales. Otros, como el Castillo de Vêves, verdaderos lugares de cuento. Es uno de los lugares que ver en Valonia. Aunque antes de ir hasta allí hay que comprobar si está abierto. Su silueta se puede ver perfectamente desde la carretera. Pero los jardines y el propio castillo permanecen cerrados durante buena parte del año.
El origen de este castillo está en una construcción del siglo VIII que fue destruida en repetidas ocasiones. Pasó de fortaleza a castillo residencial, modificando poco a poco sus estancias para hacerlas más confortables. Decoradas con curiosos objetos y elegantes muebles, recorrer su interior permite hacerse a una idea de como era la vida en este castillo belga.
Castillo de Kronborg (Dinamarca)
Este imponente castillo se puede visitar cerca de Helsingør (Elsinor en español). Una ciudad danesa en Nivå Bugt, al otro lado del cual se encuentra Suecia. William Shakespeare situó en este castillo la acción de una de sus grandes obras, Hamlet. Aunque en ella, el castillo se llama Elsinore.
La historia de este castillo se remonta al primer tercio del siglo XV. Fue entonces cuando el rey danés Erico de Pomerania mandó construir una fortaleza para controlar el paso de buques por el Mar Báltico y exigirles el pago de un peaje. En el siglo XVI Federico II reconstruyó el edificio para convertirlo en un de esos castillos en Europa únicos por gran tamaño y su aspecto. Pocas décadas más tarde, el castillo fue consumido por las llamas, se salvó solamente la capilla.
El castillo se reconstruyó, aunque su interior nunca recobró su esplendor renacentista. Durante un par de siglos se utilizó como prisión. Esas celdas se pueden visitar hoy día con el resto del interior de la fortaleza.
Alcázar de Segovia (España)
Uno de los castillos en Europa cuya apariencia no puede ser más de cuento está en España. Es uno de los lugares que visitar en Segovia, que junto a la Catedral y el Acueducto son los grandes protagonistas de la ciudad.
Se trata de uno de los castillos más bellos y famosos del viejo continente. Su origen se remonta al siglo XIII, aunque su aspecto desde ese momento fue cambiado con el paso de los distintos monarcas por la fortaleza segoviana. Eso sí, manteniendo la austeridad propia de la corte castellana con varios de los monarcas Trastámara como residentes habituales.
Si visitar su interior permite conocer secretos de la arquitectura de este castillo español y disfrutar de una panorámica magnífica desde la Torre de Juan II, no hay que dejar de ver el Alcázar desde el Mirador del Alcázar y los dos Valles. Uno de los lugares desde los que tiene una de las mejores vistas del castillo.
Castillo de Chenonceau (Francia)
Este es uno de los castillos en Europa más singulares. No está construido sobre un río, sino sobre él. Se trata del río Cher, un afluente del Loira. Desde las 18 ventanas de la galería de 60 metros de largo y espectacular suelo ajedrezado se pueden ver las aguas del río que fluyen bajo el conocido también como Castillo de las Damas.
Ese sobrenombre está relacionado con la cantidad de mujeres, ya fueran reinas o amantes, que desfilaron por el que está considerado uno de los más bonitos castillos del Loira. Diana de Poitiers, Catalina de Médicis y Luisa de Lorena son algunas de esas mujeres que dejaron su impronta en este castillo francés.
Su interior, más pequeño y discreto que otros châteaux de Francia, tiene gran parte de sus estancias abiertas a los visitantes. Desde la capilla a la cocina, sin olvidar despachos, salones y alcobas. Entre estas últimas está la extraña estancia a la que se retiró Luisa de Lorena cuando falleció su marido, Enrique III. Toda ella está cubierta de crespones negros, incluidas ventanas y techos.
Si quieres alojarte en un edificio histórico cerca del Loira, no te pierdas nuestro post Castillos para dormir en Francia.
Castillo de Miramare (Italia)
A pocos kilómetros al norte de Triestre, con vistas al Mar Adriático, se encuentra uno de esos castillos en Europa que bien podrían ser el escenario de un cuento. Lo mandó construir el archiduque Maximiliano de Habsburgo en el siglo XIX con piedra blanca de Istria. En su arquitectura destacan los elementos neogóticos.
El jardín que rodea el castillo tiene una extensión de 22 hectáreas. En él hay una gran variedad de árboles, entre los que destacan varias secuoyas californianas y un pino blanco de México, país del que Maximiliano fue emperador. También en ese jardín está el Castelleto, un palacete en que residía el archiduque junto a su esposa Carlota. Su cuñada Isabel de Austria, la famosa Sissi, visitó el Castillo de Miramare en varias ocasiones.
Este castillo es el más visitado por los turistas en el noreste de Italia. Los paseos por sus jardines con vistas al mar resultan especialmente atractivos, así como el recorrido por la planta del edificio, con las habitaciones privadas de los archiduques.
Castillo de Trakai (Lituania)
Uno de los castillos más atractivos que podemos visitar en Europa se encuentra en Lituania, ubicado en una isla del lago Galvė. Fue construido en el siglo XIV teniendo una gran importancia estratégica en el Gran Ducado de Lituania.
El castillo sufrió reformas y ampliaciones a los largo de las siguientes décadas. El ladrillo rojo es el elemento constructivo en la mayor parte del edificio. También se utilizaron bloques de piedra en los cimientos y en las torres. Tampoco faltaba la madera, presente en las galerías que rodeaban las murallas y que permitían acceder a distintas partes de la zona residencial sin tener que atravesar el palacio.
Cuando la fortaleza perdió su importancia estratégica, cayó en el abandono. No fue hasta principios del siglo XX cuando se acometió una cuidadosa restauración que duró hasta finalizada la Segunda Guerra Mundial. Un arduo trabajo de décadas que permitió volver a dar vida a este castillo lituano.
Castillo de Vianden (Luxemburgo)
En uno de los países más pequeños de Europa, Luxemburgo, hay un buen número de castillos. De entre todos ellos, destaca sin ninguna duda el Castillo de Vianden. Su origen se remonta al siglo I, pero fue realmente entre los siglos XI y XIV cuando se construyó esta imponente fortaleza.
Para llegar a ella hay que visitar Vianden. Un pequeño y coqueto pueblo muy cerca de la frontera con Alemania. Rodeado por boscosas montañas, en lo alto de un pico que domina el pueblo, está una de esas fortalezas a las que no les faltan ni patios de armas, ni puntiagudas torres, ni elegantes alcobas. Incluso guarda en su interior una joya en la que se mezclan los estilos románico y renano.
Este castillo es de los pocos que abren de enero a diciembre, algo que lo convierte en visita imprescindible entre los lugares que ver en Luxemburgo en cualquier estación del año.
Castillos de Malbork (Polonia)
Uno de los castillos en Europa que presumen de ser Patrimonio Mundial de la UNESCO es el Castillo de Malbork, en el norte de Polonia, cerca de Gdansk. El nombre completo de esta construcción medieval es Castillo de la Orden de los Caballeros Teutones.
Esta fortaleza, que guarda un gran parecido con el Castillo de Trakai (tanto por su arquitectura como por su color), está abierta al público. Los visitantes pueden recorrer gran parte del recinto. Y gracias a la audioguías ir descubriendo las historia y muchas curiosidades del lugar.
Durante las noches de verano es recomendable hacer noche en la ciudad para acudir al fabuloso espectáculo de luz y sonido o dar un paseo en barco por el río Nogat y así disfrutar de una singular panorámica del castillo.
Castillo de Hluboká (República Checa)
Además de ser un castillo de cuento, el Castillo de Hluboká es también un lugar de cine. Aquí se rodaron escenas de las películas Shanghai Knights y Underworld: Blood Wars.
Situado al sur de la República Checa, está considerado uno de los castillos más bellos del país. Su origen se remonta al siglo XIII, siendo reconstruido varias veces en los siglos posteriores hasta convertirse en un castillo de estilo barroco y adquirir su aspecto actual en el siglo XIX, muy similar al del Castillo de Windsor.
El castillo está abierto al público. Es una visita que se puede combinar con una ruta por que incluya las ciudades de Český Krumlov y České Budějovice.
Castillo de Bran (Rumanía)
Hay castillos en Europa que podrían ser escenario de cuentos con final feliz. Y otros, como el Castillo de Bran, de cuentos algo más tenebrosos. Basta decir que este castillo rumano es conocido como el Castillo de Drácula, algo que sin duda nos hace imaginar oscuras salas, pasillos con murciélagos y ataúdes en lugar de camas.
Pero lo cierto es que nada más lejos de la realidad. No se tiene certeza de que Vlad Tepes (el personaje que al parecer inspiró el Drácula de Bram Stoker) pasara en Bran más de dos días, concretamente en las mazmorras del castillo. El castillo de este cruel personaje estaba en Poenari, pero quedó abandonado en el siglo XVIII. Por lo que era mejor buscar otro castillo relacionado con Drácula para hacer pasar por caja a cientos de turistas.
Con vampiro o sin él, la verdad es que merece la pena visitar este castillo construido por los sajones en el siglo XIV en la región de Transilvania. Esta región pasó a formar parte de Rumanía al finalizar la Primera Guerra Mundial, convirtiéndose en destino vacacional de la casa real rumana y residencia habitual de la Reina María.
Castillo de Chillon (Suiza)
Cerramos nuestra lista de castillo de cuento en Europa en Suiza. En otra de esas fortalezas medievales a las que la presencia del agua junto a ellas las da una carácter más romántico. Construido sobre una roca ovalada sobre el lago Lemán, su ubicación era ciertamente estratégica ya que cerraba y controlaba el paso hacia Alemania, Francia e Italia.
El castillo fue almacén de artillería, archivo y prisión militar, siendo declarado Monumento Histórico en 1891.
A finales del siglo XVIII, el Castillo de Chillon comenzó a atraer a escritores románticos. Alejandro Dumas, Lord Byron y Victor Hugo, entre otros, encontraron inspiración en esta antigua fortaleza suiza. Desde esa fecha, el castillo no ha dejado de ser un importante imán para los viajeros. A mediados del siglo XX Chillon ya recibía 100.000 visitantes al año, fecha que se ha triplicado a fecha de hoy.
